Alvarito Munono realiza una espectacular parada bajo la mirada atónita de un seguidor |
Alvarito Munono no era el típico niño que se pasa el día
enchufado a la Nintendo y tocándose las pelotas. Bueno, si interactuaba con
pelotas, pero con las de fútbol (y probablemente con las otras). Los estudios
no es que fueran lo suyo, había asignaturas que se le atragantaban una y otra
vez, pero como decían sus profesores, no era cuestión de “aptitud si no de
actitud” quizás se refugiaban en esa socorrida frase para esconder su fracaso
como docente, en cambio en las artes más ancestrales del balompié Alvarito
Munono si que tenía buenos maestros: Sus hermanos mayores, que si bien no
habían llegado a la élite, su calidad estaba fuera de toda duda y pusieron
empeño en hacer de él un hombre de provecho, ya que habían visto en él algo
especial… Tenía algo en la mirada. El oculista les dijo que tenía el ojo vago,
pero sus hermanos sabían que no, que no era eso. Pronto se dieron cuenta que
tenía unas cualidades impresionantes para la portería, así que comenzaron a
pulir la joya.