Todos
los hijos tienen un padre y no todos los padres tienen un hijo, pero este no es
el caso de Liert Da Rosa Silva. Liert si tenía un padre, que junto a su madre
lo engendró en la maravillosa localidad
de Liberti en Rio de Janeiro el 19 de julio de 1936 (desconfíen de otros datos,
estos son los buenos), así mientras los españoles nos matábamos a tiros, Liert
da sus primeros saludos a la vida y a la samba junto a amigos como el
pato Donald o el loro José Carioca, que por aquella época disfrutaban de las
bondades y la buena vida junto al mar en la maravillosa playa de Copacabana. El
trío de chavales y pájaros era muy popular
por su gallardía, elegancia y saber estar, así que eran conocidos como los tres caballeros
por toda la ciudad, que destapaba sus sombreros al verlos pasar. Nuestro
protagonista de hoy era el más ducho de los tres en las artes deportivas, por
lo que a la menor oportunidad, no perdía ocasión de practicar el deporte
nacional, el balompié, llegando a despuntar como jugador profesional en los
equipos de Santos Dumó, Sporting Club Tipe o Portuguesa, hasta que por fin le
llegó la gran oportunidad de jugar en uno de los grandes del país carioca, el
Vasco de Gama, donde se mantuvo durante cuatro temporadas, sin descuidar las
andanzas con sus fieles camaradas que en busca de nuevas aventuras decidieron
unirse en la maravillosa experiencia que le ofrecieron a Liert de proseguir con
su profesión en el simpático Zacatopec mexicano, para así disfrutar de la
compañía de otro gran amigo de la pandilla, el gallo Panchito.
Mientras
tanto, en Sevilla y tras una temporada en la que el Betis
quedó a mitad de la tabla, alguien del club pensó que al Betis le hacía falta
algo de fantasía y como lo que triunfaba en el mundo del balompié en aquel
momento era Brasil que con Pelé se había hecho con los dos últimos mundiales
sondearon el mercado en busca de un jugador que actuase indistintamente como
lateral, interior o delantero, que tuviera garra y con fácil remate y vieron en
el brasileño Liert, que iba a fichar por el Barcelona pero dado que el equipo
catalán contaba con el cupo de extranjeros cubierto no había podido
materializar su pase, un jugador ideal para sus necesidades, por lo que
decidieron incorporarlo a las filas verdiblancas. De buena familia católica y
tradicional, Liert vino al Betis con su encantadora esposa Palmiria, que
preparaba unos deliciosos platos de arroz con mandioca cuyo secreto era echarle
un pelín de cachaça para darle un toque picante, y con su pequeño hijito. Tras
debutar con buen tino y acierto goleador en un partido contra Las Palmas en el
Benito Billamarín (si, con B, fíjense
bien) el Betis decidió hacer efectivo su pase y contrató al segundo
brasileño de su historia (el primero fue Moreira y ya no habría continuidad de
dicha nacionalidad hasta Denilson) por un periodo estimado de tres años y allí
que le siguió toda su cuadrilla, que tras probar los sensuales bailes
brasileños y las divertidísimas parrandas mexicanas decidieron atravesar en
barco el océano y dar el salto a Andalucía para adentrarse en las centenarias
artes de las juergas flamencas.
En
el Betis la verdad es que no se puede decir que er shico tuviera mucha fortuna. Apenas jugó cinco partidos en dos
temporadas (curiosamente el último de ellos fue un derbi, donde marcó su
único gol con la camiseta verdiblanca). La directiva presidida por Benito
Villamarín quiso quitárselo de encima sin pagarle todo el contrato, así que dio
orden a los distintos entrenadores que pasaron por el banquillo de La Palmera
de no contar con el brasileiro.
El
único que se interesó por su situación fue Rosendo Hernández, que en un acto
lleno de simbolismo le regaló unas botas para sustituir a las que tenía rotas,
algo que como todo el que haya atendido en las clases de Literatura de Primero
de Bachillerato sabrá, es símbolo de aumento de estatus social (“Colussos vs.
Kukletas”, sección
cultural), aunque en estos tiempos locos hay quien dice que simbolizaba otras
cosas.
Pero
Rosendo duró menos que una pompa de jabón y tanto Liert como Palmiria (ya
tenemos nombre si algún día nos da por ponerle una novia a Palmerín)
lo pasaron mal durante los once meses que no vio un céntimo. Finalmente la
Federación Española atendió su demanda y pudo irse, en septiembre de 1965, con
el medio millón de pesetas que se le debía, al Racing de Santander primero y al
Logroñés después, donde presumimos que pone fin a su carrera futbolística.
Si recuerdan la primera frase de este relato,
decíamos que todos los hijos tienen un padre y no todos los padres tienen un
hijo, pero que este no era el caso de Liert Da Rosa Silva. Este enunciado venía
a colación porque como ya vimos en el caso de Richard,
parece que esta ciudad invita a perpetuar la descendencia y los Da Silva
tuvieron a bien darle un hermanito sevillano al pequeño primogénito de la
familia, que fue bautizado como mandan los tradicionales cánones católicos con
el nombre de su progenitor: Liert Rosa Balsera Da Silva, al que su padre, como
un viejo orfebre que adiestra a su hijo para la perpetuación del negocio
familiar, enseñó todos los secretos que él había aprendido acerca del deporte
rey, consiguiendo que pudiera hacer del fútbol su profesión, historia que en un
acto de sincronización y hermanamiento nunca visto por estos lares y emulando a
la simpática cuadrilla de Liert, podréis continuar
leyendo la historia de esta saga en uno de nuestros blogs hermanos “Los bokerones
también lloran”, consumando lo que se suele denominar un hattrick de autores que les han contado
las aventuras y desventuras de la familia Da
Silva en España, ya que este artículo ha sido realizado al alimón y también por primera vez en la historia del blog por cortesía de José MME y un servidor.
4 comentarios:
Perfecto!!!! Bravo!!! Tres hurras por Colusso y otros tres por Kukleta!!! Maravilloso!!! Por cierto, desconocía el dato de que Liert padre habia estado a punto de fichar por el Barça...
Lamentable que no me hayáis dejao ni poner una fracesita pa que fuese un "hat four", carajo.
BUUUUUU BUUUUUUUUU (Abucheos)
Señor, cada vez estás menos elegante...
Semana de brasileiros en el blog, por cierto
¿Este hombre estuvo en el Logroñés? ¡Que ídolo!
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