DEJAN VUKICEVIC

No creo que para nadie resulte una sorpresa si me atrevo a afirmar que posiblemente la temporada más “Colussa” de los últimos 30 años de historia del Sevilla FC haya sido la 1997/98. Con el Sevilla recién descendido, se llevo a cabo una profunda renovación absolutamente fallida de la plantilla, llegando gladiadores de la talla de Eboue, Casagrande, Lucio Wagner, Thetis, “La cobra” Axel, Juan Ramón o Cordón entre otros.

Los malos resultados cosechados al inicio de aquella campaña obligaron al Sevilla acudir al mercado de invierno para intentar frenar la mala racha del equipo ¿Y qué mejor que un hombre absolutamente gris de mirada apática, como carente de sentimientos, que solo esbozaba una sonrisa en ocasiones especiales para un equipo que rozaba el negro? Este debió ser quizás uno de los argumentos más poderosos de los secretarios técnicos del equipo hispalense para contratar al Yugoslavo Dejan Vukicevic, jugador nacido en hoy montenegrina ciudad de Podgorica (por aquel entonces rebautizada como Titogrado, en honor al Mariscal Tito) como no podía ser de otra manera, un frío, gris y nublado 27 de abril de 1968. 

Sus buenas actuaciones en el Partizan de Belgrado, donde había sido considerado uno de los jugadores más importantes de la liga yugoslava (por detrás de la estrella del momento Dragan Ciric) llamaron la atención del Sevilla que incorpora al mediocentro con la temporada ya empezada junto a Claudio Enría. Sus primeras actuaciones hacían presagiar un gran acierto en el fichaje, con partidazo ante el Extremadura y un recordado trallazo que se estampó en el larguero desde el medio campo en otro partido que no recuerdo ahora mismo incluidos, pero todo iba a cambiar en el Salto del Caballo. Demasiado azúcar para un hombre tan gris como Vukicevic no podía ser bueno y tras errar un penalti en un partido contra el Toledo acabó hundiéndose. Su moral se vino abajo entrando en una espiral depresiva de horrorosas actuaciones y ya no logró remontar el vuelo.

Al comienzo de la siguiente temporada y tras no haber podido conseguir el ansiado ascenso, el club le da el mando de la nave al capitán Castro Santos, que desde el principio dejó claro que no quería al balcánico en el equipo, por lo que con salvedad de algún partido de copa, Vukicevic no volvió a disputar un minuto con el Sevilla, dándosele la baja federativa  para dar de alta al Nico Olivera justo un año después de haber aterrizado con su descosida bolsa de viaje en San Pablo, sin que aun a día  de hoy quede claro para qué carajo vino al Sevilla.

Al comienzo de la siguiente campaña alguien en el Recreativo de Huelva tuvo el imperdonable desliz de recordarlo, incorporándose al equipo onubense donde tuvo si cabe un rendimiento más lamentable que en el Sevilla FC, lo que es demasiado para su frágil estado de ánimo y decide colgar las botas en el año 2000.

Actualmente redirigió su carrera profesional hacia los banquillos, habiendo entrenado a equipos de su país natal como el FK Zeta o el Fudbalski Klub Mogren, club con el que ha podido saborear lo que sienten los campeones al proclamarse vencedor de Copa y Liga.