JOSKO JELICIC

Josko Jelicic es el hombre que aparece ante ustedes en la foto que hay sobre estas líneas. Viéndole, piensas que más que aspecto de futbolista, tiene pinta de taxista, además de unos ojos un tanto grandes (como Mila Kunis o Dominique Dunne (muerta hace ya 30 años)) y nombre de jugador de la Jugoplastika Split.

Pero dejemos por ahora el critiqueo digno de la "Vieja del Visillo" y centrémonos en la carrera deportiva de Jelicic, que sin duda es interesante.

Josko Jelicic nació en Osijek (Croacia), el 5 de enero de 1971. De pequeño, le gustaba aquello de darle pataditas a un balón, y empezó a dar la tabarra en casa para que le apuntaran a clases de futbito, cosa que consiguió.

Pronto llamó la atención de los clubes de su tierra: el Hadjuk Split fue el primer equipo profesional en el que jugó, debutando con sólo 16 años.
En el año 1993 dio el salto al Dinamo de Zagreb, el equipo más importante de Croacia. Allí esperaba despuntar.
Su época en el Dinamo duró hasta 1995, año en el que entra en escena el Sevilla en la vida de Jelicic.

Tras un convulso verano, el Sevilla se encontraba con el problema de que habían perdido por una lesión grave a Tarik Oulida, jugador al que le encantaba eso de hacer el "salto del ángel" en piscinas ajenas (según una leyenda urbana al nivel de la de Dasaeev y el foso de la Universidad)... El Sevilla comenzó a buscar jugadores para suplir a Oulida, y como el experimento de Suker les había salido bien, bucearon en busca de jugadores croatas. Y dieron (eso creyeron) con la tecla: Jelicic.

Cuando le presentaron, Jelicic dijo estar orgulloso de poder jugar junto a Suker, y que venía a jugar en el Sevilla "sin aires de grandeza", pero con intención de jugar bien para ir convocado a la Eurocopa (en la que sorprendió la República Checa de Nedved y compañía) que se avecinaba. Jelicic coincidió esa temporada con otros sevillistas como Estebaranz, Pineda, Petkovic, Agostinho , Peixe, Arturo, Moacir o Pepelu. Pura crema, señores.

Jelicic comenzó bien la temporada, marcando un gol en su partido de debut que valió un empate a uno contra el Oviedo. Tras ello, Jelicic empalmó 4 partidos seguidos (y completos) jugando como titular. La gente se ilusionó tanto con Jelicic que le dedicaron un cántico y todo: ¿recuerdan aquello de "Josko Jelicic trololololo..."?

Pero su buen momento no tuvo continuidad, ya que sólo jugó 9 partidos más en lo que restaba de temporada, jugando sólo uno de ellos como titular (y también completo).

La temporada siguiente prometía, ya que tuvo como compañeros a Aranalde, Marinakis, Bebeto, Rytter, Prosinecki, Almeyda, Jose Mari, Gómez, su compatriota Mornar (al que también le dedicaron un cántico (aunque con más cachondeo que otra cosa), inspirado en una canción de moda de la época) o (en pie, señores) Colusso.

A pesar de contar con tan buena compañía, no mejoró la cosa: jugó 72 minutos repartidos en 5 partidos, y además, esa temporada le abrieron un expediente por darse a la vida nocturna con su amigo Mornar.

Después del fiasco en su periplo sevillista, Jelicic volvió a su anterior equipo, el Dinamo. Allí permaneció durante 5 años, hasta que en 2002 le propusieron jugar en el Pohang Steelers, de la siempre competitiva liga surcoreana. Allí hizo las cosas peor que en el Sevilla: sólo dos partidos jugados en el tiempo que estuvo allí (imaginamos que siguió con la vida nocturna como otros jugadores, ligándose a todas las chicas guapas que se encontraba).

Volvió a Croacia con el rabo entre las piernas (no me sean malpensados) para jugar en el NK Zagreb medio año, para acabar retirándose al acabar su contrato en el NK.
Hoy en día, podemos encontrar a Jelicic jugando alguna que otra pachanga en campos de fútbol playa.

Jelicic, ese "gran" jugador...