viernes, 9 de marzo de 2012

JORGE D'ALESSANDRO DI NINHO

Hay entrenadores de los que uno no recuerda que hayan hecho nada especial en toda su vida y que siempre están ahí. Quizás una buena temporada en sus inicios les labró una buena fama completamente inmerecida que posteriormente nunca han sabido ratificar (¿Lillo? ¿Benito Floro? ¿Hola?) y uno de ellos es sin duda el pesado (y no me refiero precisamente a pasado en kilos, que también) de Jorge D’Alessandro.

Roberto Jorge D'Alessandro Di Ninho nació en Buenos Aires en 1949 y desarrolló el grueso de su carrera como portero en el San Lorenzo de Almagro y en el Salamanca. Tras colgar los guantes comienza a trabajar con los chavales del Salamanca hasta que le llega su primera oportunidad seria de entrenar en el UE Figueres, equipo con el que consigue quedar en tercera posición en segunda división y disputar la promoción de ascenso (esos si que eran unos partidos guapos) contra el Cádiz, perdiendo la eliminatoria y permaneciendo en segunda otra temporada más.


Pues bien, esta temporada le ha valido a D’Alessandro para labrarse toda una trayectoria profesional, ya que por esa temporada se convirtió en un entrenador reputadísimo, llamando la atención de un Betis en segunda, que también se había quedado a las puertas del ascenso al perder la promoción contra el Depor (que justo al año siguiente se saldría de la pelleja) con el recordado gol anulado a Kukleta (OREMOS) incluido, que lo contrata para intentar el asalto a primera.

Una de las primeras decisiones de D’Alessandro es traerse a la megaestrella de su Figueras, el estadounidense Tab Ramos (sobra decir que tener por aquel entonces un yankee en tu plantilla era una frivolitè de las gordas), dicen como compensación de ciertas deudas, además se incorporan al Betis hombres como Ivanov o Merino II y vuelve  Gordillo.

En pretemporada, el truhan del argentino es capaz de ilusionar con su fútbol de ataque a la parroquia bética llegando a la final del Trofeo ciudad de Sevilla en la que pierde contra el Oporto (aunque previamente había eliminado al Barça), pero comienza la temporada, y a pesar de que se ganan los dos primeros partidos, poco a poco el Betis se va deshinchando y el mister comienza a realizar extrañas “maniobras tácticas” como prescindir del Gran Kukleta (todo por qué ¿por comer pipas en el banquillo y fumar? ¿Quién cojones te habrás creído que eres tú, Jorgito D’Alessandro, para prescindir de Kukleta?) y aun así no logra enderezar el rumbo del Betis que no es capaz de alcanzar los puestos de ascenso. El entrenador pidió refuerzos, viene Kobelev, le traen a Ljubobratovic y tiene la desfachatez de decir que no lo conoce de nada (increíble) y le traen a Kasumov, pero nada. Esta dubitativa marcha no le gusta nada a Lopera y le “invita” a cambiar de sistema tras un partido ante el Badajoz, “invitación” que gentilmente declina D’Alessandro enturbiando la relación con sus jefes, hasta que en la jornada 26 es cesado tras una derrota en el campo del Palamós, siendo sustituido por Esnaola y poniendo fin a su etapa como bético, en la que no fue capaz de sacar todo el jugo de los Trujillo, Monsalvete, Juanlu, etc, pero de la que a pesar de todo no guarda un mal recuerdo.

Tras esta etapa, debió fichar al mejor representante del mundo porque su siguiente destino es la primera división, convirtiéndose en el sexto (¡el sexto!) entrenador del Atlético de Madrid en la temporada 93/94, dirigiendo a los madrileños en los últimos 9 encuentros de esa temporada. Al finalizar, lo largan para fichar a Pacho Maturana, pero el colombiano se convierte en otra víctima prematura de un devorador Jesús Gil, que vuelve a acordarse de D’Alessandro. No dura más de 13 partidos en su nueva etapa Atlética y es cesado y sustituido por el Coco Basile, aunque siempre le quedará el honor de ser uno de los primeros entrenadores “coloca” de la historia y un auténtico cromo de leyenda.

A partir de aquí su representante se gana el sueldo, la paga extra de navidad y todo tipo de dietas, porque increíblemente lo coloca una y otra vez en distintos equipos (casi siempre con la temporada empezada y como apagafuegos) como el Salamanca, el Mérida (con el que asciende y el único equipo donde ha entrenado durante una temporada completa), el Elche o el Rayo y el 2004, cuando parece que su representante no es capaz de volver a engañar a nadie, se reinventa a si mismo y lo coloca como  tertuliano radiofónico y analista en programas de prensa rosa, donde su peculiar tono de voz nos martiriza en numerosas ocasiones con sus asombrosos,  y tendenciosos análisis de los partidos y que increíblemente ha revalorizado de nuevo su “caché” como entrenador, recibiendo mediáticas ofertas, incluso en directo, al más puro Salvamestyle, lo que le ha llevado en la actualidad a intentar la quimera de salvar del descenso al Nastic de Tarragona, que por ahora tiene toda la pinta de ser carne de 2ªB el año que viene.

3 comentarios:

Dani dijo...

Gil era un auténtico "devorador" de entrenadores. Creo que incluso había una caricatura del tema rulando por ahí, con Gil vestido de verdugo y todo.
En la misma temporada de los 6 entrenadores (el Atlético estuvo durante 3 jornadas en promoción, de la que se salvó por una diferencia de 4 puntos), el Valencia tuvo a 4 distintos (con Hiddink en dos etapas).

Cyborg 77 dijo...

D´Alessandro es el típico enrenador que sirve a un equipo para unas jornadas, ero que al final se le hace la temporada muy larga.

Lodel Atlético con los entrenadores era de traca jajaja

Vallehermoso City dijo...

Completamente de acuerdo con la opinión sobre este "lamentable" tertuliano. A ver si se queda muchos años en el nastic y no hay que aguantarlo mas.