EL PACK MARBELLÍ (y III): JUAN RAMÓN COMAS ROMERO

Juan Ramón Comas Romero, apodado “El Moncho”, nace el 12 de Septiembre de 1962, en la ciudad argentina de Paraná, nombre profético para su etapa en el Betis. Como surmano Jorge también gustó de dedicarse al fútbol profesional, pero mientras Jorge acabaría defendiendo la remera de Colón de Santa Fe, Juan Ramón jugó en el equipo rival de éste, el Unión, cuya portería defendía por aquellos tiempos Nery Alberto Pumpido (antes había jugado en Belgrano y Atlético Patronato). Tras un breve paso por el Chacarita Juniors y dos años en el glorioso Club Cipolletti, llega por fin a un equipo importante en el país, Racing de Avellaneda, que le sirve de pasaporte para llegar al fútbol europeo, aunque fuera en Segunda División. En 1989 firma por el Real Murcia.

Comas hace 12 goles en su primera temporada y 23 en la segunda en el equipo pimentonero, 23 goles que le dan el Pichichi de la categoría, pero no el ascenso a su club. Ascenso que sí consigue en la temporada 1991-92 con el Rayo Vallecano (por delante del Betis), colaborando con 11 goles a la causa.

Parece que por fin al año siguiente le va a llegar la oportunidad de debutar en Primera, pero el míster rayista, José Antonio Camacho, no le da ni un minuto, así que en el mercado invernal se vuelve a Segunda, a jugar en un Atlético Marbella que está en la zona alta de la tabla. En sólo media temporada Comas hizo 10 goles en el conjunto marbellí, entrenado por Kresic.

Gracias a este gran rendimiento Kresic convence a la directiva bética de que es un fichaje necesario y firma por el Betis en el verano de 1993, con la aquiescencia de Eusebio Ríos, secretario técnico bético, que lo conocía de su etapa rayista.

Decir que Comas no cumplió las expectativas sería faltar a la verdad. La verdad sería decir que se cagó en las expectativas y tiró de la cadena varias veces. Empezó la temporada como suplente, anotando un único gol, precisamente en Marbella, y ya empezó a disgustarse con Kresic e incluso con su representante. Kresic le dio la oportunidad de ser titular en el Villamarín frente a un Toledo que era el equipo revelación y rival por el ascenso. Comas respondió mandando al poste un balón para empujarlo a puerta vacía y que hubiera supuesto el triunfo (1-1 fue el resultado final). Desde entonces fue crucificado por todo el mundo. Apenas volvió a jugar, y en el mercado invernal volvió a Marbella, con un bagaje de 7 partidos jugados, 2 como titular y un único gol, el referido en Marbella.

Curiosamente, en su vuelta a la Costa del Sol, y pese al gran rendimiento que había dado allí la temporada anterior, no llegó a disputar ni un minuto en lo que quedaba de temporada, y al final de la misma se volvió a su país, a jugar en Argentinos Juniors, donde se retiró en 1995.

Pero si por algo es admirado en nuestro blog es por su posterior carrera de entrenador, ya que tras ocupar el banquillo del C.A. Universitario o el Atlético Patronato, pasó a entrenar al equipo femenino de Las Vampiresas de Paraná, equipo que suponemos tendrá más o menos el aspecto de la foto de este artículo, pero que nosotros nos imaginamos más como las de “True Blood”. Al fin y al cabo, cuando veías jugar a Comas, te entraban ganas de hacerle cosas malas, aunque no precisamente las que se insinúan en la canción del opening de la serie.