Pedro González nació en Villarcayo
(provincia de Burgos) un soleado 18 de abril de 1968, desde muy pequeñito
Pedriño (como era conocido en el pueblo) tenía tres grandes aficiones: tumbarse
a la sombra de los olivos y contar las ACEITUNAS que tenía cada árbol, enterrar
SANDIAS en la orilla del mar cuando iba a la playa para que estuvieran
fresquitas al comerlas y acercarse a la carretera nacional para patear las
NARANJAS que caían de los árboles para
que fueran aplastadas por las ruedas de los vehículos que pasaban,
desarrollando un talento excepcional en cuanto a puntería que llamó la atención
de los habitantes de tan hermosa localidad burgalesa que en ocasiones se
acercaban donde estaba el niño para ver cómo era capaz de no fallar en ninguno
de sus tiros. Cierto día, Pedriño andaba un poco distraído porque había ido a
verle la mozuela que rondaba y falló ante una numerosa presencia de público
tres tiros consecutivos que llegaron a la acera de enfrente (la acera rival del
pueblo) sin que fueran rozadas por coche alguno, esto le enfureció propinándole
un fuerte puntapié a una de estas naranjas que voló y voló mandándola a la otra
parte del poblado. Todos se quedaron boquiabiertos y asombrados hasta que uno
acertó a exclamar ¡Menudo PEPINAZO!
Tanta fue la repercusión de la fuerza con
la que Pedriño mandó la naranja que en el equipo de fútbol del pueblo lo fichó
para aprovechar los tremendos MELOCOTONAZOS con los que su paisano castigaba a
los esféricos y no resultó un mal fichaje en absoluto, porque al poco su fama
se extendió hasta la capital, siendo incorporado a sus filas por todo un histórico como el Real Burgos. Si jugaba en el Plantío no había problemas, pero
Pedro comenzó a observar que en el resto de estadios el publico contrario le
trataba siempre con desprecio, importunándole con gritos como “¡chaval, que eres un LECHUGA!” o “¡Qué no vales ni para coger FRESAS!”,
expresiones que el pobre Pedro no entendía muy bien a que venían y qué relación
tenía con la ocupación que desempeñaba, así que ajeno a todo siguió a lo suyo y se centró en el fútbol con tan buen hacer que fue reclamado por el
Logroñés para debutar en primera y a la temporada siguiente por todo un
Atlético de Madrid, con las presiones que eso suponía. Al principio todo iba
bien, ganaba títulos e incluso se ganó la confianza de Aragonés para el once
titular, pero la inestabilidad del club durante los años 93 y 94 (con 9 entrenadores
en 9 meses) hizo mella en los jugadores y en la grada que la empezó a tomarla con
Pedro y al más mínimo fallo empezaba a murmurar
que si tenía menos movilidad que un
PLATANO (exagerado a mi parecer, porque un plátano está ahí y no se
mueve…), este clima fue definitivo para que aceptara reencontrarse con Luis
Aragonés cuando fichó por el Sevilla y decidió traerse a su gente de confianza
al club además de a tres peloteros muy de su gusto como Moacir, Juanito y por supuesto el propio Pedro.
Los hinchas sevillistas ansiaban de ver
su famosos pepinazos, pero en las dos temporadas que Pedro jugó como sevillista
jamás pudo probar las mieles del gol y en vez del éxito lo que recibía cada vez
que se disponía a lanzar de falta era comentarios como “Pedro, otro MELONAZO
no, por favor” o “Menuda CASTAÑA que estás hecho, Pedro”, para colmo de males
defensivamente tampoco pasó por su mejor momento y desde el Gol Sur siempre
había un hincha que se encargaba de recordarle que tenía menos cintura que un AGUACATE , desde Preferencia cada vez que un
delantero se iba de él se escuchaba un estruendoso ¡Hala, a por UVAS! y cuando la cosa se ponía fea siempre había
quien le soltaba un sonoro ¡¡HIGO de la
gran FRUTA!! Por lo que desconcertado ante aquellos comentarios como ya
viviera a los inicios de su carrera, se marchó al Alavés y al año siguiente al
Extremadura donde aquellos alaridos refiriéndose a él como una castaña, melonazo, aguacate, uvas o lechuga continuaron y le
hicieron parar y reflexionar seriamente sobre el karma de la situación.
Tras semanas de profundo conocimiento
interior, seguía sin entender porque el público le decía este tipo de cosas,
así que decidió coger el toro por los cuernos y cumpliendo un viejo sueño del
que suscribe, decidió que si los aficionados le decían todo eso era porque
tenía que hacerse frutero,
y así que vive feliz en la actualidad el muchacho entre verduras y frutas en su puesto del Mercado de Abastos de Burgos Logroño. El otro día por cierto cuando doña Concha llegó a hacer su compra
habitual y vio los precios de las naranjas guachintonas le soltó al
pobre Pedro "¡¿¡A 3 € el kilo?!? ¡¡Anda y
no me toques las PELOTAS!!" y ahora anda el hombre replanteándoselo todo de nuevo…
6 comentarios:
¡Bravíssimo! ¡Bravíssimo!
¿Puede estar mejor contada la historia?
Pone en la descripción de la tienda:
"Productos: Fresas, Frutas, Frutas tropicales, Melón, Verduras."
Vale, me pregunto, ¿las Fresas que son? ¿Legumbres? ¿Hortalizas? ¿Y el Melón? ¿una herramienta? ¿una prenda?
Igual por Frutas tiene: Adidas Questra, Adidas Tango, Adidas Tricolore...
Jajajaja A mi me llamó muchísimo la atención lo mismo que a ti doRCCV!! Se ve que son las especialidades de la casa
Qué güeno, carallo. Le recuerdo una vez como jugador del Patético, que no iba ni al banquillo, y se sentó al lado del banquillo. Se picó con unos aficionados, y el muy capullo les gritaba al acabar el partido Campeones de Liga!! Será juslais.
Voluntarioso, torpedo y paquete. Recuerdo su gran temporada en el Logroñés y su progresión. Pero en el Sevilla...vaya tela. Ahora, eso sí, Rinati, usted le debe mucho a Aragonié, porque hay que ver qué jugadores trajo a la misma vé, qué categoría...Su blog no hubiera sido lo mismo.
Creo que estas en un error, Pedro donde esta es una frutería del mercado de abastos de LOGROÑO.
Pues es cierto Rubén, ha sido un lapsus que corrijo inmediatamente, gracias por darte cuenta! :-)
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