jueves, 31 de octubre de 2013

JANOS KUSZMANN Y LA MALDICIÓN DE LA K


Muchos futbolistas tienen números favoritos y los suelen escoger como dorsales. En esta santa casa lo que tenemos es una letra favorita, la K, y es que nos ha sido imposible no cogerle cariño con todo lo que ha hecho por la sección de “Amigos de Kukleta”.


Killer, Kobelev, Kasumov, Kowalczyk, Karhan, el entrenador Kresic y, como fuente principal de inspiración, faro y guía en momentos de duda o necesidad, aquel que en la primera sílaba de su apellido fue capaz de juntar la letra mágica por partida doble, Kukleta. Todo aquel que se puso el escudo del Betis en el pecho, comenzando su nombre futbolístico por la K, acaba irremisiblemente en las páginas del blog.


Pero hubo un hombre antes que todos ellos que superó esa maldición y del que se guarda un buen recuerdo en el conjunto bético, el húngaro Janos Kuszmann.

Janos nace el 13 de Diciembre de 1938 en Budapest, capital de Hungría. Empezó a jugar en su barrio hasta, en edad juvenil, firmar por el Voros Lobogo, que no es un personaje de “Juego de Tronos” sino un equipo de fútbol. Defendiendo su camiseta alcanza la internacionalidad juvenil con Hungría.


En 1956 la política golpea su vida. Se inicia la revolución magiar contra la invasión soviética (hecho que también dejó su marca en los Juegos Olímpicos) y Janos escapa a Austria, donde pasa a formar parte de las filas del Wiener-Sport Club de Viena.


En 1958 viaja a Sevilla para pasar una prueba con el Betis. Tras realizar una gran actuación en un amistoso ante el Algeciras pasa a formar parte de la plantilla. Y la cuestión es que cae de pie entre la afición verdiblanca. En la segunda jornada de Liga, en el primer partido oficial de la historia del Ramón Sánchez-Pizjuán, el Betis gana 2-4 y Kuszmann hace dos goles. La afición le coge cariño y le apoda José, e incluso Pepe en algunas ocasiones, muchos años antes de que se denominara así a Hadzibegic.


En sus dos primeras temporadas juega 32 partidos y hace 11 goles. Posteriormente, y ante las bajas en defensa, el entrenador Ferdinand Daucik decide pasarlo de delantero a defensa central, donde rendiría a buen nivel las dos temporadas siguientes. La Lazio se llega a interesar por su fichaje y llega a disputar un encuentro de prueba con el equipo romano, sin que el traspaso llegue a concretarse.


La trayectoria de Kuszmann en el Betis estaba siendo realmente buena, pero de repente vemos que sólo juega dos partidos de Liga en la temporada 1962-63 y cinco la temporada siguiente. Posteriormente, tras una temporada en el Español, se pondría las camisetas de Besiktas, Philadelphia Spartans, Cleveland Stokers, Besiktas otra vez, Boluspor y por último el siempre complicado equipo griego del Panachaiki, retirándose en 1971. Ninguna de esas estancias duró más de una temporada.


¿Qué pasó en 1962 para que este futbolista, que llegó a soñar con jugar en la Selección Española a lo Kubala o Puskas, pasara al más absoluto ostracismo en verdiblanco? ¿Fue ese el comienzo de la maldición de la letra K?


Me lancé a investigar y a inventarme cosas y descubrí una historia de lo más oscuro, una historia que nos lleva hasta nada más y nada menos que el año 1614, a Coria del Río, cuando la flota japonesa de Hasekura Tsunenaga alcanza dicha localidad.


Aquellos japoneses, aparte de procrear con las nativas y dar lugar a la estirpe que acabó produciendo a Japón Sevilla o Carmelo Japón, trajeron en uno de sus barcos algo inesperado que fue descubierto por un crío que se coló en la nave porque los padres, en vez de estar pendiente del niño, estaban tonteando por ahí. Luego si al niño le pasa algo pues vienen los lloros.


Como contaba, el niño se coló en el almacén del barco a ver qué cosas extrañas procedentes de Japón encontraba. Creyó oír un ruido procedente del rincón más oscuro y se acercó. Allí, enjaulado, se encontraba un extraño animal, una tortuga humanoide con una especie de cuenco lleno de agua encima de la cabeza.


Ya se sabe como son los niños de las pelis, que cuanto más feo y raro es el bicho más ganas tienen de jugar con él y más la lían, porque manda huevos que el niño de “Muñeco diabólico 3” sea tan gilipollas como para no darse cuenta de que con ese muñeco hay algo raro.


Cuando uno de los japoneses bajó al almacén únicamente encontró la jaula abierta y el cadáver del niño, habiendo sido devorado el shirikodama de éste. Alarmado, exclamó algo así como “El Kappa está libre”.


El extraño ser, que quizá inspiró las Tortugas Ninja, fue una leyenda urbana durante siglos por las riberas del Guadalquivir. Dicen que utilizaba hembras humanas para reproducirse, dando lugar a extraños descendientes. Se cuenta que el relato de Gustavo Adolfo Bécquer, “Los ojos verdes”, está basado en la visión que tuvo el escritor de una descendiente del Kappa original.


Ambientemos la historia a partir de aquí con esta música. Llegamos a 1915. En el Betis juega un inglés llamado Adam Kirwoods, ciudadano británico que trabajaba en las oficinas de una compañía minera en Sevilla, y que aparece en algunas informaciones acerca de la fundación del Sevilla Fútbol Club. Tras jugar su primer partido contra el Sevilla, correspondiente al Campeonato de Andalucía se va de copas para celebrar su debut.


Caminando ya de vuelta a casa por la ribera del río, ve cómo un bicho extraño sale del agua. Con la borrachera y sin ver nada claro se asusta y empieza a pisotearlo, matándolo. Asustado queda sentado en el suelo y mira hacia el río, de donde comienza a salir otro ser similar al primero pero más grande, que en un extraño idioma, mezcla de japonés y español, le maldice y le condena a “una vida de fracasos”.


Adam sale pitando de allí. A la mañana siguiente cree que todo ha sido una pesadilla inducida por el alcohol, pero el Betis no requiere más de sus servicios, marcha al Sevilla de nuevo donde no se sabe qué pasa con él, y acaba de árbitro.


Frustrado pasa noches y noches pistola en mano ante la orilla del río donde vio aquel ser que le maldijo. En una ocasión se queda dormido y despierta súbitamente al notar algo subir por su pierna. Eran las garras de aquel ser que, en su extraño idioma proclamaba lleno de furia “Tú mataste a mi hijo”. Adam, pese a estar preso de los nervios, consiguió sacar la pistola a tiempo para pegarle un tiro entre los ojos y matar a aquel monstruo. De una patada lo alejó de sí y éste cayó de nuevo al río. En pie al borde del agua observó cómo se hundía y se perdía en el fondo del Guadalquivir. La maldición había terminado…


…por ahora…


Corre el año 1962 en Sevilla. Kuszmann es uno de los pilares fundamentales del equipo bético. En el último fin de semana antes de que la nueva temporada comience decide ir con su familia a Coria del Río, a tomar un poco de pescaíto frito en una terracita a la ribera del Guadalquivir.


El plan es perfecto, pero no se da cuenta de que unos ojos observan a los comensales desde el río. Kuszmann habla con su mujer del futuro cercano de su carrera y dice en voz alta “me encantaría oír que el seleccionador nacional cuenta con Kuszmann, me encantaría ir a la Selección Nacional de España.” El ser que les observa desde el agua escucha esto, pero como su entendimiento del idioma no es perfecto sólo distingue el sonido inicial, la K, ya que está presente igualmente en el nombre de su especie, los Kappa, y asume por ese fonema que Kuszmann es Kirwoods, aquel futbolista bético, que entre los suyos es una especie de hombre del saco capaz de asesinar a recién nacidos y a sus madres. Muerto de miedo el Kappa no se atreve a atacarle pero en su idioma maldice a toda la estirpe de béticos de K, el único fonema que es capaz de reproducir.


Desde aquel momento la carrera de Kuszmann en el Betis se viene abajo, así como los que, por error, fueron considerados su estirpe, Killer, Kobelev, Kasumov, Kresic y Kowalczyk.


Llega el año 1995 y el Betis firma contrato con la firma italiana de ropa deportiva Kappa. Dicha especie asume que es una especie de homenaje a ellos para pedirles perdón, así que la maldición es retirada. El Betis vive grandes momentos con grandes jugadores en su plantilla porque los Kappas, además de lanzar maldiciones, también saben atraer la fortuna. Pero llega el año 1998 y el Betis ficha a Denilson. Rápidamente la empresa Nike se pone en contacto con el Betis para aprovechar el tirón y se ofrece como sustituta de Kappa, lanzando modelos para intentar convencer a Lopera.


La negociación no fructifica, pero los Kappa han visto a la mayoritaria negociar con aquellos que rinden culto a la gran serpiente, la enemiga natural de su raza. La maldición vuelve y el descenso a Segunda del 2000 con Karhan deambulando por el campo es buena prueba de ello. La maldición de la K sigue viva… hasta hoy.


Y ahora vosotros pensáis que vaya paranoia me he sacado de la manga para el post de hoy, una historia loca sin pies ni cabeza. Podéis pensar lo que gustéis, pero si un día, acostados tomando el solecito a la ribera del río, notáis de repente algo extraño tocando vuestra pierna, no digáis que no os avisé.

2 comentarios:

Adaozinho dijo...

Espectacular entrada, en serio.

Vaya, nació el 13 de diciembre, como otra "bética desde shiquetita"...

http://es.wikipedia.or/wiki/Taylor_Swift

Un saludo

Rinat Rafaé dijo...

Se nos olvidó comentar que KUSZMANN, fue uno de los primeros hombres-anuncio del Betis

AQUI OS DEJO LA FOTO