Skopje, Macedonia, 1988. El
patriarca de la familia Pavlov completa con éxito un impactante experimento. Pero poco a poco las cosas van de mal en peor, la
gente del pueblo se encabrona y van con
estacas y antorchas a apalizar al científico y su criatura, por lo que
tiene que salir por patas junto a su familia, en la que se incluye el pequeño
Marko, nacido el 26 de Marzo de ese año, hacia la vieja casa de verano que un antepasado lejano suyo
tenía en Gardabaer, en Islandia. Una vez allí, ocurrió algo que cambiaría la
vida del pequeño Marko para siempre, pero dejemos que sea él mismo quien cuente
su historia, aunque para ello tendremos que ambientarla con la
música apropiada.
“Estábamos yo, Marko, y mis tres
drugos, Pete, Georgie y el Lerdo, los más chulos de la primaria, sentados en el
sofá, viendo los típicosdibujos animados de Europa del Este, tomando leche-plus, o sea, leche con
Nesquik, cuando escuché a mi pe crichar un enorme “Eureka” desde el laboratorio. Sabía que llevaba tiempo estudiando
los cuadernos donde mi bisabuelo segundo por parte de cuñado tercero explicaba
unos experimentos que había hecho con perros. El grito sólo podía significar
que había descubierto algo importante.
Varios días más tarde me disponía
a salir con mis drugos para una noche de sexo y ultraviolencia. Mi basurera
andaba rondando la idea de lubilubar con una hermosa débochca, que es lo que
cualquier nadsat debe hacer en noche de viernes, cuando mi pe me llamó a su
laboratorio.
Debo decir que mi pe siempre fue
muy aficionado al fútbol, y siempre soñó con tener un hijo que se dedicara al
arte del balompié, pero yo andaba más interesado en temas como la música del divino, divino Ludwig Van,
antes que en el deporte.
Sin darme apenas cuenta mi pe me
había atado a una mesa, colocándome en los glasos un
dispositivo que me impedía cerrarlos. Después me obligó a videar unas
imágenes de terribles pifias
futbolísticas, pero lo peor, amigos míos, es que cada vez que algún jugador
metía la pata en pantalla, él me pegaba un pellizco en un huevo. Al cabo de un rato
ya no le hacía falta darme el pellizco para que me sintiera mal con cada cagada
que veía.
Estuvo varios días entrenándome
en el patio de detrás de mi casa. Cada vez que cometía un fallo me venía otra
vez el malestar, así que me especialicé en pararla y dar el pase fácil a la
primera, para no meter la pata.
Con ese juego tan simple entré en el juvenil del equipo de la localidad, el Stjarnan Gardabaer, militando luego en la misma categoría del Caen francés, y del Mallorca en España. Llegué a jugar en las selecciones sub17 y sub19 de Islandia.
Pero mi pe quería que fuera a un
equipo que tuviera lo que en lenguaje
nadsat se conoce como una gran mazazoziá,
así que tras mandar unas cintas de super 8 a varios equipos que cumplían esos
requisitos, me contrató el único que aún tenía el aparato para leer dichas
cintas, en vez de un DVD o un ordenador. De hecho, jugaban al FIFA 88 en el Spectrum, con una
cinta de cassette y manejando a unos tales Rincón y Calderé.
Ese equipo era el Real Betis Balompié.
Tres temporadas estuve en el
Betis C. Desde la 2006-07 hasta la 2008-09. Allí mostré el juego anteriormente
descrito.
Pese a que mi centrocuentismo me
llevó a la selección sub21 de Macedonia, que ya hay que ser un crack para jugar
en dos selecciones distintas, no contaban conmigo en el conjunto verdiblanco,
así que retorné a Islandia que, dicho sea de paso, es un país
bastante más serio que España.
Ahora milito en el Breidablik (tratad de decirlo diez veces seguidas muy rápido y veréis qué pasa), y tengo más tiempo libre, así que puedo volver a reunirme con mis drugos cada noche, y hacer lo que la muchachada sana hace en estos tiempos.”
2 comentarios:
Magnifico homenaje a un clásico absoluto (no desvelaré a cual pos i algún astuto lector quiera ahondar aun más en él) y evocación a la acción/reacción pauloviana.
Mención especial para el maravilloso video con las "mejores jugadas" de Pavlov. Simplemente es la ostia, la absoluta antítesis a ese tipo de video por el que de vez en cuando fichan a un jugador rollo Adilson. Nada de música rock, si no un lounge tranquilito, nada de que sufran tus ojos para verlo si no que calidad de imagen decente y nada de jugadas espectaculares orecopilación de los 4 goles que metió en un entrenamiento, si no Pavlov haciendo... precisamente eso, nada, todo jugadas intrascendentes. Para ficharlo inmediatamente
Este tio solo tiene dos jugadas en el repertorio, la apertura a banda y el cambio de juego. El que monto el video debio pasarselo de categoria.
Publicar un comentario