lunes, 22 de junio de 2015

JOAQUÍN BORNES RINCÓN

El 25 de mayo de 1975 la tranquila localidad de Los Palacios amaneció más alterada de lo habitual. El sol en el cielo llamando estaba a sus moradores que salieron a la calle para comenzar la lucha diaria en la ciudad cuando un grito desgarrador heló la sangre de sus habitantes. De repente una voz femenina rompió el silencio reinante anunciando a los cuatro vientos “¡¡Ya está en el mundo Joaquinito, y menudo bicho!!”. Resultó que el grito que había roto la placida mañana palaciega provenía de la Sra. Rincón, que había dado a luz a su esperado vástago pero éste venía más grande de lo normal y claro, la pobre mujer tuvo problemas para sacarlo de dentro.

El chiquillo crecía a pasos agigantados y el equipo de baloncesto local ya se relamía imaginando el nuevo pivot en ciernes pero al niño lo de botar la pelota no se le daba del todo bien y prefería darle patadas, así que comenzó a jugar al fútbol. Con tan solo 16 años el entrenador del UD Los Palacios intuyendo que su vigor, su robustez y su excelente en el juego aéreo podrían serle útiles le hizo debutar en tercera y fue en los campos de arena de la categoría de bronce donde aprendió a batirse en cobre con experimentados delanteros que venían de vuelta en esto del fútbol. Su precocidad llama la atención del Sevilla y el Betis, sin embargo los seis millones de pesetas que el entonces presidente del club palaciego pedía para desprenderse de su estrella fueron un muro infranqueable para que el chico no acabara en ninguno de los dos equipos grandes de la ciudad que veían demasiado arriesgado pagar una cantidad tan alta (eran otros tiempos) por un juvenil.

Un Recreativo de Hueva medio moribundo y en 2ªB sí asumió esos riesgos y con 18 años Bornes pasa a ser el central titular del equipo onubense el cual encontró en el espigado defensa un talismán, pues a partir de aquella temporada las cosas empezaron a ir bastante mejor y tras cuatro temporadas en el club y de la mano de Joaquín Caparrós consiguieron el ansiado ascenso a segunda. Bornes se convirtió en una de las revelaciones al año siguiente en la categoría de plata lo que llevó a Lopera (siempre atento a las pujantes promesas de los equipos cercanos) a pagar la clausula estipulada de 30 millones por el palaciego convencido de que en él tendría a un central de futuro.

Carlos Timoteo Griguol confió igualmente en su nuevo pupilo otorgándole la titularidad pero sus dudosas actuaciones y sus continuas lesiones no le permitieron asentarse como el Kaiser defensivo que necesitaba el Betis. Algunos aficionados desesperados comenzaron a calificarlo de “central transparente” (para el recuerdo quedará aquella jugada en la que en el descuento de un Betis - Numancia, con 1-1 en el marcador, intentó hacer un control demasiado difícil para él, le dejó la pelota a Perico Ojeda, reculó y reculó, hasta que desde la frontal, el argentino clavó el 1-2 a favor de los sorianos) además los malos resultados de los verdiblancos durante toda la segunda vuelta no daban pie a renovar la confianza a quien no rindiera al 200% por lo que Bornes fue perdiendo su sitio poco a poco en una temporada para el olvido que acabó con el descenso a segunda. 

Las bajas de Vidakovic y Crosa hacían presagiar que en segunda división Bornes impondría su ley en el centro de la defensa bética pero entre lesiones y el buen rendimiento de sus compañeros no fue hasta la jornada 17 hasta que Fernando Vázquez le dio la camiseta de titular. No le duró mucho pues una nueva lesión le hizo salir de nuevo del once titular y cuando se recuperó había perdido definitivamente su sitio. El Betis regresó a primera pero Bornes no volvería con los verdiblancos a la máxima categoría pues no era del gusto de Juande Ramos y Lopera “no puso impedimentos” para que el gigantón palaciego volviera al Recreativo siempre y cuando firmara el clásico contrato en el que el otrora mandamás bético nunca pierde (al igual que a Joaquín con el Albacete, amenazó con mandarlo al Melilla si no lo firmaba)

Con los onubenses Bornes consiguió un nuevo ascenso aunque sin el éxito personal de antaño pues apenas disputa una decena de partidos en toda la temporada por lo que tampoco el Recre confia en él al año siguiente como central de garantías para primera, así que lo traspasa al Elche donde no le fueron mucho mejor las cosas. Sin la confianza de Julián Rubio apenas juega tres partidos, siendo además descartado por el ex preparador sevillista a mitad de temporada lo cual causó gran frustración en el bueno de Joaquín lo que propició su salida del club hacia el Raith Rovers de la siempre competitiva segunda división escocesa. Tras un año disfrutando de la verde campiña escocesa y con el aplomo de un veterano curtido en mil batallas, Bornes volvió a España, concretamente a la Ponferradina, club en el que se mantiene cinco temporadas siendo el capitán que llevó a los de León por primera vez en su historia a segunda división.

A los 34 años decidió que era hora de ejercer su profesión cerca de casa por lo que aceptó la oferta del Jerez Industrial ofreciendo su veteranía y oficio como sus mejores activos, pero la mala gestión de Ricardo García (en uno de los dos equipos de Jerez que ha llevado a la ruina) le enseñó la cara más amarga del fútbol y tras ocho meses sin cobrar y asqueado por la caótica situación del club decidió colgar las botas definitivamente.

Tras dejar atrás su periplo como futbolista, Joaquín Bornes se ha reciclado profesionalmente y como muchos españoles ha tenido que pluriemplearse para llevar el jornal a su casa, actuando como entrenador (UD Los Palacios, cantera del Betis) y como político pues fue portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Los Palacios, cargo que no ha podido revalidar tras las recientes elecciones a pesar de los esfuerzos realizados en campaña.

1 comentario:

Fesaro dijo...

la confianza y que tal vez el Betis le venía grande empaño la trayectoria de un jugador más que aceptable para el rendimiento que dio en Huelva