JOSE MIGUEL PRIETO CASTILLO

No, el hombre que vemos en la foto con pose de díscola estrella del rock ‘n roll mordiéndose los carrillos y marcando labios al más puro estilo Mick Jagger (Lo sé, es solo rock ‘n roll, pero me gusta) pero con un resultado más próximo a un Bunbury o a un Calamaro, no se dedica a la música, pero a cojones y hombría no le gana ningún rockero, ningún popero, ningún bluesero, ni ostias. Como bien sabrán (sobran presentaciones) nuestro protagonista de hoy es José Miguel Prieto Castillo, jugador nacido en Albacete un 22 de noviembre de 1971 cualquiera, pero sevillista de adopción.

Prieto jugaba en las categorías inferiores del Albacete hasta que el Sevilla se fijó en él y con tan solo 17 años lo incorporó al filial en 1989, debutando esa misma temporada con los mayores en un partido contra el Tenerife. Poco a poco se va haciendo un hueco en la plantilla hasta que en la temporada 92/93, al cobijo de Maradona, se asienta como titular en el primer equipo, de donde ya no se movería, siendo un fijo de la selección Sub21 (absténganse a llamarla esa mariconada de “la rojita”) de la que fue capitán y sonando en alguna ocasión para la absoluta,  aportando jerarquía, colocación y sobre todo garra, casta, coraje y huevos, lo que le valdría no pocas expulsiones a lo largo de su carrera y que se le conociera como el Tiburón. Su cenit lo alcanzaría en la temporada 95/96 donde juega un total de 40 partidos ya sea como lateral o como central y donde realiza jugadas de autentico escándalo como el gol que le dio a Moya en el partido contra el Tenerife (pinchen en el enlace, merece la pena).

Prieto va alternando temporadas mejores con algunas menos afortunadas, creando junto a Jiménez, Diego o Martagón una defensa completamente sobrada de testosterona, alcanzando la capitanía y no andándose con tonterías a la hora de arengar a un compañero si se comportaba como una maricona, pero todo cambia en el verano del 2001. El Sevilla jugaba un intrascendente partido en el barrio toallero de Ayamonte con el Farense y tras el partido a Prieto no se le ocurre otra cosa que meterle un uppercut  ganador al asistente que se queda absolutamente knockout y escaparse por la ventana del vestuario para que no lo pillaran. No lo pillaron pero lo acojonaron pero bien, ya que se decía que si el asistente denunciaba a la UEFA el hecho podían inhabilitarlo por dos años. El tío se portó a tope de colega y no denunció, pero el Sevilla no dejó el tema así y abrió expediente y suspendió de empleo y sueldo a Prieto mientras se normalizaba la cosa, además le retiró la capitanía y perdió la confianza de Joaquín Caparrós. 

En la primera jornada de la temporada 2002/03 en un partido contra el Celta, Prieto es sustituido en el descanso por unas molestias en lo que a la postre fue su último partido como sevillista, ya que tras 14 años en el club una lesión de rodilla no le dejó volver a calzarse las botas más en toda la temporada por lo que al finalizar la temporada se despide de su afición y se retira con solo 31 años para reconvertirse en comentarista deportivo en la Cope y en Canal Sur.

El “Tiburón” Prieto. Todo un mito.